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Maratón de Barcelona. El río que nos lleva.




Ya tenía ganas de correr la maratón de Barcelona. Era una referencia importante y tenía mucho atractivo para mí como para los más de veinte mil corredores, la mitad procedentes de todo el mundo que nos vimos este domingo. 
Afronté la carrera con mucha prudencia porque no había tenido buenas sensaciones en las últimas semanas y mi nivel de entrenamiento para esta distancia era inexistente. No había hecho ningún largo y tampoco que es que acumulase muchos kilómetros semanales. Además arrastraba alguna pequeña molestia en el pie izquierdo de una contusión que me había producido en las últimas competiciones de diez mil metros.
Sin embargo, la expectativa de correr esta maratón era muy ilusionante y tenía claro que de una forma u otra la terminaría. Así que nos fuimos a Barcelona con la alegría de ir a una fiesta.
El día anterior en la fería de Congresos del Palacio de Montjuic tuve a oportunidad de encontrarme con Enric Gómez, un experimentado corredor de maratón, además de corredor descalzo. Compartimos una animada comida de la pasta comentando todos los pormenores de esta carrera y muchas otras. Cuando dos maratonianos se ponen a hablar del tema las horas pasan casi tan rápidas como los kilómetros.
La animación previa a la carrera ya anticipaba el gran acontecimiento que viviríamos al día siguiente.
La salida en la explanada del palacio de exposiciones era tan espectacular como épica. Miles y miles de atletas se arremolinaban en los diferentes espacios por tiempos para salir.  Junto a la de Atenas esta ha sido la maratón más internacional que he vivido. Corredores de todas las procedencias generaban la sensación de una simpática Babel dispuesta a invadir la ciudad.
Y llego el momento de la salida. Esta se secuenció en varias fases para evitar los embotellamientos dada la enorme cantidad de corredores participantes. Yo salí en la segunda tanda casi a diez minutos de la primera. Esto no era importante porque gracias a la marcación de tiempos por chip luego cada corredor tiene su tiempo real y sus ritmos.
Salí con el grupo de tiempo entre las tres horas y media y las cuarenta y cinco. Enseguida me di cuenta de que me había pasado de prudente, algo de lo que tampoco me arrepiento, porque me sentía muy ligero y sin mucho esfuerzo iba pasando grupos de corredores de forma bastante rápida.
Sin embargo la sensación de progresión era irrelevante porque el río de corredores se perdía a la vista en las avenidas kilométricas de Barcelona. La sensación era la de estar en un flujo infinito de corredores que te llevaban, te empujaban, te refrenaban, te animaban y te mantenían en la carrera con una poderosa energía colectiva.
Asimismo la animación era enorme en todas las calles de la ciudad con miles y miles de espectadores apostados en todos los rincones, en todos los lugares. El hecho de que llevásemos el nombre bien grande en el dorsal hacía que nos sintiésemos muy arropados. Yo no había escuchado tantas veces mi nombre en tantos acentos distintos en tan pocas horas. Impresionante.
Respecto a mis pies, puedo valorar esta maratón como de una dificultad intermedia para los corredores descalcistas. Había una diferencia importante entre las calles transversales y las grandes avenidas. En estas últimas el asfalto era mucho más rugoso y áspero y me cansaba bastante más que en las otras calles donde la superficie era mucho más agradable. En las avenidas iba peleando con buenas maneras poder  correr por la línea del carril bus y en su defecto otras más finas. Calculo que habré corrido casi la mitad de la carrera sobre las líneas pintadas y menos mal, sino hubiese sido mucho más complicado. El problema de tener que ir negociando con el terreno de esta manera es que al final haces muchos zigzag que van incrementando la distancia que tu corres, así al final me salió en mi GPS que había corrido 43,3 kms., uno más de lo que me tocaba.
Mi evolución a lo largo del trayecto fue bastante buena, saliendo a ritmos suaves por encima de los cinco minutos por kilómetro y bajando progresivamente los tiempos de paso incluso por debajo de los cuatro minutos y medio en muchos tramos. Las fuerzas me aguantaron mucho mejor de lo que yo podía imaginar dado el poco fondo que había entrenado. De hecho estuve pasando corredores hasta casi el kilómetro cuarenta aunque ya los últimos kilómetros mi ritmo se había estabilizado. Estaba muy contento, me estaba saliendo una maratón muy redonda, estaba disfrutando de la gran fiesta que era y no tenía molestias de ningún tipo. Sin embargo tuve unos dos últimos kilómetros de bajón, el cuarenta y el cuarenta y uno. La subida que constituía la Avenida del Paralelo con un asfalto muy castigador y sin líneas pintadas a mi alcance redujo mi ritmo de forma atroz. Perdí varios minutos en esos dos últimos kilómetros algo que me fastidió bastante porque ya no preveía esa incidencia. Así que me tocó armarme de paciencia y fijar la vista en el final de la avenida en la que ya se veían los primeros arcos de llegada. Pasó y no pasó mal. Cuando giré la curva de entrada, desapareció la pendiente, el asfalto dio paso a suaves losas de granito y las fuerzas volvieron a mis piernas para poder entrar con dignidad y una enorme alegría ante un público que animaba desde el primero al último corredor.
Tres horas y veintiocho minutos de tiempo real era algo muchísimo mejor de lo que mis expectativas iniciales me planteaban como resultado de esta carrera. Este tipo de cosas me da que pensar, la verdad.
La maratón de Barcelona deja un recuerdo maravilloso en mí. Ha sido una organización modélica  y una carrera para recordar y repetir.


Fotos de la Maratón de Barcelona. 2016

Evolución en la carrera. Sorprendente, pero aún seguí adelantando corredores cuando peor estaba, lo que pasa es que no miraba a los lados y no lo veía. :)





Move de evocion 3:28 h Correr #SuuntoRun: 13.3.2016 - 3:28 h 43,37 km, 

Maratón de Barcelona. El río que nos lleva. Maratón de Barcelona. El río que nos lleva. Reviewed by evocion on marzo 14, 2016 Rating: 5

5 comentarios

  1. Qué emocionante Emilio :-) Espero poderlo vivir algún día también, es alucinante. Gracias por compartirlo.

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    1. Gracias a ti Rafael. Pues sí, estas pruebas, además del esfuerzo deportivo suponen toda una experiencia y un espectáculo. De lo más recomendable :)

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  2. Enhorabuena Emilio!!!! Estupenda cronica, leyendola no puedes evitar que llegue el proximo año para intentar realizarla.
    Me alegro mucho por tus buenisimas sensaciones, gracias por contarnoslas ��

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    1. Gracias Jesús. El tema de las maratones multitudinarias es algo controvertido, pero cuando las cosas están bien hechas puede resultar muy especial como es el caso.

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  3. Ese tiempo lo firmaríamos mas de tres jeje. Barcelona también le tengo ganas, algun día caera, espero. Un saludico.

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